11/11/2020

Starter pack: armá tu alacena.

Una alacena bien provista hace que sea mucho más fácil cocinar cosas ricas y sanas. Vamos a definir qué nos hace falta tener, y tratemos en lo posible, aunque seamos colgades, de nunca quedarnos sin nada.

La comida natural en general no es cara. Hay cosas que sí, como la quinoa o los frutos secos, pero muchas cosas son muy accesibles, así que no se trata de salir a gastar un dineral. Además podés ir comprando de a poco, así probás qué te sirve tener y qué no. Esta lista no es UNA VERDAD ABSOLUTA, está basada en mi gusto personal y mi experiencia, tomá lo que te sirva. Y recordá que para cualquier cambio grande que quieras hacer en tu alimentación, es fundamental consultar a unx profesional.

  • Lo que no puede faltar: sal, aceite, aceto, vinagre. La sal marina o la sal del Himalaya salan igual que la sal común usando menos cantidad y cuestan lo mismo, además garpan a nivel SABOR. Comprate alguna sal especiada para ponerle onda a los platos que hacés apuradx o con pocos ingredientes. Aceto y vinagre me da lo mismo cualquiera. Usamos vinagre para las ensaladas frescas y aceto para las ensaladas más intensas. Lo único: si te resulta caro un buen aceto es mucho mejor zafar con un vinagre digno de los que venden en el súper. Aceites: recomiendo girasol para cocinar, oliva para saborizar y coco como reemplazo de la manteca.
  • Condimentos: comprate todos los que ya conocés y te gustan, y los que levantan cualquier comida. Mis prefes: pimienta, coriandro, tandoori, ajo y cebolla en polvo, tomillo, pimentón, curry. Chusmeá recetas, fijate cuáles se usan mucho en las comidas que te gustan y compralos. Si sentís que no sabés condimentar, aprendé probando. Algunas veces ARRUINARÁS LA COMIDA, no te voy a mentir, jajaja, pero no es tan complicado y cuando le agarres la mano tus comidas van a subir mil puntos.
  • Elegí la salsa de soja que más te guste y comprate siempre la misma. Usá sólo unas gotitas, no tapemos el sabor de las comidas (me lo digo también a mí misma, bañaría todo en salsa de soja).
  • Levadura de cerveza en polvo o en copos: reemplaza al queso rallado. No compres la que tiene gusto a queso, la común es más natural y aporta un sabor muy rico. Además aporta nutrientes y es súper recomendable que la incorpores a tus comidas si no comés carne.
  • Cereales y legumbres: por lo menos dos variedades de cada uno. Para empezar podés tener quinoa, arroz yamaní, lentejas y garbanzos. Probá cosas nuevas, la variedad es infinita. Tener cereales y legumbres a mano hace que probar recetas nuevas sea más fácil, y le agrega muchísima variedad a tu alimentación (lo cual es CLAVE). ¡Y si podés, no te olvides de remojarlos!
  • Elegí tu endulzante natural. El azúcar blanca y el edulcorante ya re fueron. Tenemos azúcar mascabo, azúcar de coco, miel de caña, arrope de chañar, stevia, maple syrup o dulce de dátiles. Eso sí: uses el que uses, no te zarpes con la cantidad.
  • Frutos secos: Son nutritivos, ricos, levantan cualquier comida (probá agregarle a tu salteado o ensalada!) y re van como snack (nueces, pasas de uva y sal especiada: FIESTA). Comprá por kilo que te vas a ahorrar fortunas.
  • Semillas: también aportan muchísimos nutrientes y le dan texturas más interesantes a las comidas. Conviene activarlas, pero si todavía no tenés el hábito usalas igual, te van a hacer bien de todas formas, sobre todo las que se mastican como girasol o zapallo.
  • Hongos secos, tomates secos, algas. Le suman mil puntos a cualquier comida hecha con pocos ingredientes. Por ejemplo: si sólo tenés arroz yamaní y cebolla, lo salteás con hongos y queda UNA FIESTA. Las algas además aportan nutrientes difíciles de encontrar en el reino vegetal, así que te van a venir re bien. El alga nori es la del sushi, podés comprarla en pedacitos, comprar las planchas y cortarla vos con una tijera o usar las planchas para hacerte unos buenos wraps.
  • Si te divierte cocinar y/o chusmeás recetas seguido, comprate los ingredientes que veas que se usan en las recetas que te gustan por más que no tengas pensado usarlos en el corto plazo, especialmente si son baratos. Yo así me fui comprando maicena, polvo de hornear, goma xántica, bicarbonato, cacao en polvo, nuez moscada, sin saber para qué los iba a usar, y de repente tengo tantas cosas de estas que muchas veces puedo hacer una receta genial que encuentro sin tener que salir a comprar nada.

    Todo esto es muy útil, pero lo más importante es encarar nuestros cambios alimenticios con alegría y sin culpa y esas mierdas. Cuando te sientas medio estancade, que comés para el orto o que cocinás siempre lo mismo podés buscar nuevos sabores, googlear recetas, chusmear negocios, compartir lo que cocinás con familia y amigues. Todo lo que haga que el acto de alimentarnos sea algo placentero y feliz vale muchísimo la pena.