14/09/2020

10 CONSEJOS PARA EMPEZAR UNA ALIMENTACIÓN BASADA EN PLANTAS

1. innegociable: consultá a una nutricionista

Cuando hacemos cambios en nuestra alimentación, está bueno transitar ese camino en compañía de un/a nutricionista. Te vas a sentir más tranquile sabiendo que estás siendo responsable con tus elecciones y cuidándote. ¡Y vas a aprender un montón!

Si elegís una dieta basada en plantas es genial encontrar une profesional dispuesto a acompañarte. Por suerte, cada vez son más. Si en tu ciudad no encontrás, hay varies que hacen consultas online. Entiendo que es un gasto que no todes podemos afrontar así nomás, pero vale mucho la pena.

En primer lugar, porque nuestras dietas están determinadas principalmente por los hábitos que traemos de casa y por la sociedad donde nos encontramos sumergides (aka la cultura), los cuales, a su vez, se encuentran influenciadas por la disponibilidad de alimentos y por el mercado, y esto no siempre genera patrones saludables. Creo que nadie va a poner en discusión que, en líneas generales, comemos bastante mal.

En segundo lugar, porque no hace estar enferme para hacer una consulta nutricional. Los y las nutris se formaron para también brindar asesoramiento a las personas sin problemas de salud. En el imaginario de muchxs, sólo es importante ir a LE NUTRI si estás enfermx o si querés bajar de peso, pero una buena dieta (entendiendo dieta como “manera de alimentarse” y no como restricción) va mucho más allá de estos aspectos. Te va a dar MUCHA más energía, va a prevenir enfermedades, te va a ayudar a dormir mejor, le va a dar brillo a tu pelo, piel y uñas (que además de que queda lindo, es un indicador de que por dentro está todo en orden), entre muchísimos beneficios más.

Y en tercer lugar (aunque no menos importante), reducir el consumo de productos de origen animal requiere de un proceso de aprendizaje, no solo en la forma de preparar alimentos que probablemente sean nuevos en nuestra vida cotidiana, sino también de nuestros cuerpos. De lo contrario, estos cambios en vez de ayudarnos nos van a dejar más débiles y con mala salud. Es muy común que la gente que abandona las carnes, los huevos y los lácteos no consiga reemplazar adecuadamente los valiosísimos nutrientes que aportan, como las proteínas de buena calidad, el hierro o la vitamina B12. Todo está muy lindo hasta que empiezan los problemas de salud, así que te recomiendo un montón que hagas un esfuercito y realices una consulta con una nutricionista para pedirle asesoramiento sobre cómo llevar una dieta saludable y equilibrada que te permita aprovechar al máximo tu cuerpo. Tené en cuenta que si tus análisis dan bien, probablemente veas a tu nutri sólo 1 o 2 veces al año para ir controlando, así que el costo de la consulta es una inversión que hacés una vez cada tanto. La nutricionista te va a mandar a hacer análisis y, a partir de los resultados, te va a indicar qué te conviene comer. Más allá de lo que podamos investigar por nuestra cuenta, un especialista te puede indicar alimentos o maneras de comer que se adecúen a lo que tu organismo necesita particularmente según los resultados de tus análisis, tu estilo de vida, la actividad física que realices por semana e incluso según tu carácter o temperamento.

2. que el cambio sea gradual


Hay gente que se cumple un objetivo, lo cumple de un día para el otro, y le funciona bien. Si es tu caso, genial. Pero si no, de ninguna manera es necesario que lo hagas así. Ni siquiera es necesario que digas “lo hago en una semana/ en dos meses”. Tomate el tiempo que necesites. A mí me llevó casi un año dejar del todo los alimentos de origen animal. Los primeros meses seguía comiendo sushi cada tanto (tenía un delivery muy barato cerca de casa, no es que soy Paris Hilton) porque me gustaba muchísimo y no me imaginaba que lo fuera a dejar. Pero en un momento me empezó a pasar que no lo disfrutaba tanto, o que me caía medio mal, pesado, me daba un poco de náuseas. También comía algo de carne o cosas dulces con ingredientes de origen animal si me invitaban a algún lado y era lo que había, pero también me empezó a caer medio mal y lo dejé  de hacer. Muchos alimentos de origen animal suelen ser muy difíciles de digerir debido a la enorme cantidad de proteínas y grasas que tienen (especialmente las carnes rojas, como la de vaca y cerdo), entonces después de varios meses de no comerlos, si volvés a comerlos, vas a sentir la diferencia. A veces la consciencia no es suficiente para modificar un hábito: hay millones de personas que saben lo que les hacen a los animales en cautiverio y siguen comiendo carne igual porque es rica, porque es su costumbre, porque la tienen a mano. Entonces, no te castigues si querés dejar de comer estas cosas pero todavía te parecen ricas: ¡es lo que comimos toda la vida! Puede pasar que no dejemos de desearlas de un día para el otro. En ese caso, date tiempo y felicitate por haber empezado este camino: eso ya es un montón y CADA PASO ES UN LOGRO LOCO VAMOOOOO, a disfrutar.

3. Considerá tu punto de partida

No es lo mismo hacerte vegane si sos vegetariane hace 10 años, que si vivís con tus viejxs y comen carne todos los días. No es lo mismo ser re buen cocinerx que no poder hacer ni un arroz blanco. Si la carne te cae re pesada, es más fácil pensar en dejarla que si la amás, como me pasaba a mí. Lo mismo pasa si consumís muchísimo queso o leche, o si estás súper acostumbrade a resolver comidas con ultraprocesados. Para arrancar, podés plantearte como objetivo comer vegano durante la semana, o dejar las comidas de origen animal solo para un día en particular de la semana. No seas durx con vos misme. No importa si te lleva un año o mil, no hay una meta a la que llegar, vas a encontrar la manera de comer que se adapte mejor a tu vida y tu personalidad. Todo el tiempo estamos aprendiendo, y eso es lo más lindo de este camino.

4. ¿Qué cambio podés hacer esta semana?

¿Tratar de no comer carne un día por semana? ¿Hacer una cena basada en plantas todos los días? ¿Reemplazar la leche de vaca por leche vegetal? ¿Incorporar frutos secos al desayuno? ¿Incorporar una fruta por día? Fijate qué podés modificar esta semana para acercarte un poco al tipo de alimentación que te gustaría llevar teniendo en cuenta el punto anterior. O sea, quizás no te conviene proponerte dejar las golosinas de un día para el otro si te comés mil por día.

Mi consejo: ponete metas. A veces tenemos la sensación de que estamos cambiando un hábito, pero si no lo mensuramos puede que sea sólo eso, una sensación, y que en realidad no esté cambiando nada. Podés marcar en tu agenda o calendario los días en que cumplís con tu propósito. También podés googlear “habit tracker”, son casilleros con días y meses, si los imprimís (¡o los copiás si te das maña!) podés ir haciendo una tilde en esos días y tratar de tener la mayor cantidad de tildes posible al cabo de un mes o unas semanas.

5. ¿qué productos de origen animal te dan lo mismo?

Fijate cuáles comés solo por costumbre o si te los ofrecen, pero no te cambian la vida. En mi caso eran el pollo, los pescados, algunos cortes de carne roja y la leche de vaca. Si podés, proponete dejar de comerlos solo porque están ahí o te los ofrecen.

6. pensá en incluir, no en restringir


Si hago una lista de las cosas que dejé de comer a partir de que me propuse mejorar mi alimentación, y hago otra lista de las cosas que incorporé a mi dieta, la segunda lista va a ser muchísimo más larga que la primera. Pero claro, no lo podía saber antes de empezar, porque la mayoría de las cosas las fui descubriendo de a poco. Si conocés a alguien que lleve una alimentación basada en plantas, preguntale de qué tamaño sería cada una de sus listas. Si no, recorré cualquier cuenta de Instagram con buenas recetas veganas (tengo una para pasarte, ah re) y fijate cuáles de los ingredientes que usan no consumís nunca. Si te copás con este camino, que no implica solo llevar una dieta vegana, sino entusiasmarte a full con la cocina, vas a comer mucho más variado que nunca en tu vida.

7. mantenete motivade

Es mucho más fácil hacer cambios si nos dan placer y nos entusiasman. Hay un montón de formas de motivarte con cocinar: seguí cuentas en Instagram, intercambiá recetas con amigues, pasales las recetas de tus CREACIONES CULINARIAS para que prueben lo que cocinás, dedicá un día cada tanto a preparar conservas, mix de especias o comida para freezar… ¡Entusiasmate!

8. Incorporá comidas veganas que ya conocés

Fijate cuáles son las que ya comés cada tanto y te encantan. Seguro te gusta alguna de estas cosas que te voy a mencionar: papas al horno, guacamole, hummus, salteado con arroz y champignones, mayonesa de zanahoria, fideos con salsa filetto, frutos secos, guiso de lentejas, sopa crema de calabaza… Todas son veganas, o podés hacerlas veganas muy fácilmente. Pensá variaciones veganas de comidas de toda la vida. Muchas son fácilmente adaptables a una alimentación basada en plantas.

9. Hacé una buena compra para empezar

No pienses en salir a reventar la tarjeta IN THIS ECONOMY, amigue, sino en comprar algunas cositas dentro de tu presupuesto. Fijate qué te hace falta en tu cocina: ¿ensaladeras? ¿Frascos? ¿Un cuchillo afilado? ¿Una tabla de picar? ¿Individuales lindos? ¿Un rallador? Son todas cosas que podés conseguir baratas y te van a hacer la vida más fácil.

10. en vez de castigarte, observate

Esto no es una carrera. El camino puede ser larguísimo. No nos importa la meta, nos importa incorporar cambios que podamos sostener con alegría todos los días. Desde que somos bebites comemos alimentos de origen animal y otros altos en grasa y azúcar. Nadie nos exige que lo cambiemos de un día para el otro, y ni siquiera de un año para el otro. Olvidate de la meta. No nos interesa tener un diploma que diga ROMINA ES LA MEJOR VEGANA DEL UNIVERSO. Andá incorporando lo que puedas cuando puedas, con alegría y agradeciendo por cada logro. El camino se va a ir armando, y vos ya lo estás empezando. 

Una buena alimentación no va a solucionar todos tus problemas

Más allá de estos consejos, recordá que una buena alimentación no va a solucionar tus problemas. La alimentación es solo una parte de la vida. No sirve de nada obsesionarse con comer de una manera si seguimos con cuestiones no resueltas, sin involucrarnos políticamente, sin cultivar nuestras relaciones cercanas, sin buscar la manera de hacer de este mundo injusto algo mejor. Hagamos terapia, vayamos bien adentro nuestro, hagamos lo que tengamos a nuestro alcance para sentirnos mejor, comprometámonos con lo que nos parece justo, tomemos posiciones políticas que cambien el mundo para bien y, además, fijémonos en lo que comemos.